Importancia de la Memoria

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

El cerebro como órgano encargado del control de todas las funciones corporales, del procesamiento de la información procedente del entorno, así como de los procesos específicos del pensamiento, se ha dotado evolutivamente de áreas y funciones determinadas para el almacenamiento de los diversos tipos de información necesaria, otorgando a la memoria la responsabilidad de habilitar la supervivencia del individuo de la manera más exitosa posible.

Las funciones generales de memoria que competen a todo tipo de cerebro, desde las estructuras cerebrósidas de los animales invertebrados como los moluscos y los artrópodos más evolucionados, hasta llegar al más complejo de todos: el de los humanos; permiten la retención de la información en escalas de corto y largo plazo, a partir del recuerdo de la información más esencial sobre el entorno inmediato, tal como la obtenible de las condiciones ambientales de temperatura, iluminación, humedad, olores y dimensiones, entre muchas otras, que son percibidas a través de los sentidos, para ser interpretadas cerebralmente, como parte de un muy complejo mecanismo orientado al desarrollo y selección de respuestas instintivas posibilitan la satisfacción de las necesidades de protección, alimentación, cuidado e incluso reproducción de cada especie, de manera automáticamente autónoma, de allí que la mayoría de la información almacenada entre nuestros recuerdos, no tengamos siquiera la menor conciencia sobre cómo ha llegado allí, simplemente es parte de lo asumido instintiva y emocionalmente por las funciones subconscientes e inconscientes de la mente.

Más que simples recuerdos

memoriaSin embargo, gracias a la memoria somos capaces también de cumplir un sinnúmero de actividades conscientemente intencionales como, el aprendizaje, la orientación espacial en los entornos urbanos y naturales, y la adquisición del lenguaje verbal, así como la evocación de recuerdos sobre las experiencias vividas y la autocontemplación de nuestras emociones en ellas, de manera de poder establecer un reconocimiento saludable que nos orienta hacia la autosuperación y el crecimiento personal.

Todas estas habilidades que enriquecen nuestra experiencia de vida son producto de la incesante interconexión entre los diversos tipos de memoria de los que está dotado el cerebro, considerándose hasta los momentos una subdivisión por tipos en base a:

1) la duración de los recuerdos;

2) el contenido específico que almacenan;

3) el nivel de consciencia que integran.

Dentro de la primera clasificación se encuentran las memorias:

1) a largo plazo, que registra de manera perdurable las experiencias por medio de las correlaciones emocionales y la frecuencia de repetición, lo que la convierte en el recurso más indispensable para los aprendizajes permanentes;

2) a corto plazo, encargada de un procesamiento temporal de la información que posibilita el discernimiento sobre los hechos, para la selección reflexiva y razonada de la información necesaria para la resolución de problemas y discriminación de lo que sea innecesario para su migración hacia la memoria a largo plazo;

3) la sensorial, cuya durabilidad también suele ser muy breve, con el propósito de orientar la atención hacia los diversos eventos significativos del entorno en un momento determinado, hasta la conveniencia de su procesamiento, tal como cuando percibimos que se nos quema algo en la cocina, permitiéndonos asociar el olor con la potencial pérdida de nuestro almuerzo, para que podamos ir en su rápido rescate, o a la búsqueda del número del repartidor de pizzas en su defecto.

Por otra parte, las funciones memorísticas del segundo grupo abarcan las memorias:

1) procedimental, que registra las destrezas motoras y las habilidades físicas requeridas en el desarrollo de las diversas actividades cotidianas y las labores especializadas que requieren de una coordinación específica, como al escribir en el teclado, tocar algún instrumento o elaborar algún tejido;

2) episódica, que nos permite evocar el recuerdo de momentos particulares de nuestras vivencias, en base a las experiencias, tiempos y lugares específicos;

3) semántica, encargada de la puntualización de datos como el vocabulario, los conceptos, las fechas y lugares, permitiéndonos el desarrollo de los recuerdos históricos propios y externos.

En tanto que la tercera organización funcional de los recuerdos se cumple por:

1) la memoria explícita o declarativa, la cual requiere de la acción consciente de querer o necesitar algo, como por ejemplo la planificación de actividades diarias o pasar buscando los hijos al colegio;

2) la memoria implícita, enfocada en las tareas repetitivas y automáticas, como freír un huevo o cómo se envía un correo electrónico;

3) la memoria prospectiva, que enlaza todo tipo de recuerdos para permitirnos viajar mentalmente al futuro, preparándonos para una determinada experiencia próxima;

4) la memoria retrospectiva, que por el contrario, nos guía en un viaje hacia el pasado para recordar los momentos gratos, y no tanto, de nuestra vida.

Evolución para el aprendizaje

Todos estos archivos segmentados del recuerdo sostienen una profunda interacción permanente entre sí, rindiéndonos capaces de poder acceder, transformar e incorporar de manera casi ilimitada todo tipo de información y conocimiento a nuestra mente, lo cual constituye la base primordial para el desarrollo de todos los aprendizajes en la vida y cuyo dominio consciente brinda la oportunidad de optimizar las experiencias y recursos para el anclaje de aprendizajes significativos de mayor calidad.

El recorrido evolutivo para el alcance del potencial de la memoria en el cerebro humano ha sido tan largo como complejo, encontrándose por sí mismo repleto de experiencias y necesidades que fueron estimulando la concreción de los patrones mentales en los que se sustenta, siendo que el propio aprendizaje y la generación tanto espontánea como inducida de los conocimientos, sirviera como sólido estímulo para el incremento de nuestra complejidad memorística, facilitándonos el desarrollo de relaciones sociales más estables y profundas, la organización personal, el establecimiento y concreción de objetivos, así como la autosuperación, el pensamiento crítico y el desarrollo de todas las demás habilidades naturales que nos individualizan.

 
 
 
Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Marzo 2024; sobre el original de abril, 2014.
Datos para citar en modelo APA: Cuoghi, S. (Marzo 2024). Importancia de la Memoria. Significado.com. Desde https://significado.com/im-memoria/
 

Referencias

Kandel, E. R. (2007). En busca de la memoria: el nacimiento de una nueva ciencia de la mente (Vol. 3022). Katz Editores.

Levi, P. (2021). Deber de memoria (Vol. 12). Libros del zorzal.

Navarro, À. (2015). El libro de la memoria. B DE BOOKS.

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