Importancia de la Respiración Celular

La producción de la energía necesaria para que cualquier forma de vida pueda existir se efectúa a nivel celular, gracias a un proceso complejo denominado respiración celular. Sin la capacidad de generar modos de obtención de energía metabólica, ninguna forma de vida sería posible, por ende, la importancia de la respiración celular es la de permitir el aprovechamiento de la energía química potencial de los carbohidratos, para el desarrollo de las demás funciones metabólicas que permiten el sustento de la vida.

Aunque bien es cierto que existen en las células eucariotas otros tipos de combinaciones metabólicas de sustancias orgánicas y elementos inorgánicos capaces de generar energía, como por ejemplo en procesos como la lipólisis, ninguno de ellos se puede llevar a cabo sin la previa generación de energía producto de la respiración celular, posicionando a este proceso en la base de la pirámide de las funciones metabólicas para el desarrollo y continuidad de la vida, de allí su vital importancia.

La respiración celular tiene siempre como punto de partida la utilización del oxígeno y carbohidratos, para producir como resultado la liberación de dióxido de carbono, agua y ATP – Adenosintrifosfato – como fuente de energía celular para todas las demás funciones metabólicas.

La Función de las Mitocondrias

En las células eucariotas, la función de la respiración celular recae en un tipo organelo específico conocido como mitocondria y el proceso metabólico que hace uso del oxígeno para la producción de energía bajo la forma de ATP es el resultante de la combinación de los productos del ciclo de Krebs, también llamado del ácido cítrico, y la posterior fosforilación oxidativa.

La cantidad de mitocondrias presentes en una determinada célula, depende directamente de la cantidad de energía que pueda llegar a requerir esta y eso está influido a su vez por el tipo de tejido que constituya. Un ejemplo claro es la comparación del consumo de energía ente un músculo y un riñón, las células del primero siempre tenderán a presentar mayor número de mitocondrias que las del segundo.

Esta actividad de las mitocondrias no es la única por la cual existen estos tan importantes organelos, dentro de ellas también se cumplen funciones del ciclo de los ácidos grasos, el transporte de electrones y procesos de fosforilación acoplada, siendo estos dos últimos también esenciales para la producción de energía. Del mismo modo, son entes reguladores de los iones de calcio y de la producción de las hormonas sexuales, tanto femeninas como masculinas. Con toda esta carga de responsabilidad asignadas a las mitocondrias, no es de extrañar que su mal funcionamiento pueda producir un gran número de afectaciones, que van desde el desarrollo de síndromes metabólicos, hasta la muerte de la propia célula o incluso del individuo.

Las células procariotas, como es bien sabido, carecen de organelos celulares, por ello su mecanismo de respiración para la producción de energía se lleva a cabo – sin las mitocondrias – de forma dispersa en su citoplasma. Esta condición particular les ha permitido desarrollar, en muchas de sus especies, modos de respiración anaeróbica por medio de la metabolización de otros elementos inorgánicos como el nitrógeno y el azufre, como fuente primaria para la obtención de su energía, e inclusive, algunos pueden ser tan incompatibles con el oxígeno, que mueren en presencia de éste en altas cantidades.

Del entorno a las células

El oxígeno es asimilado por plantas y animales, desde el aire, el agua e inclusive el suelo, a través de mecanismos completamente distintos.

Las plantas cuentan con unas microestructuras llamadas estomas, que se encuentran mayormente presentes en las hojas, las cuales permiten la captación del oxígeno del aire durante la fase de respiración de la planta, empleando a éste para generar glucosa como fuente de almacenamiento de energía y dióxido de carbono como producto residual. Posteriormente con la fase de fotosíntesis, las plantas convierten la glucosa almacenada y el dióxido de carbono que toman del ambiente, por medio de la intervención de la luz solar, en la energía que requieren para su crecimiento y desarrollo de otras funciones como la floración y generación de frutos, reintegrando el oxígeno al aire en el estado molecular que lo habían tomado.

Por otra parte, los animales han evolucionado desarrollando diferentes órganos para la captación del oxígeno dependiendo del medio en el cual vivan, de este modo, los animales de vida terrestre son capaces de obtener el oxígeno del aire por medio de sus pulmones, mientras que los de vida acuática poseen branquias en su gran mayoría, aunque bien es cierto que los mamíferos como las ballenas y delfines, así como algunos peces – pertenecientes todos al orden Dipnoi, descendientes de los celacantos – también poseen pulmones con los cuales absorben el oxígeno del aire.

Referencias

Biblioteca Salvat (1973). La evolución de las especies. Barcelona, España. Salvat Editores.

DuPraw, E. (1971). Biología Celular y Molecular. s/e. Barcelona, España. Ediciones Omega, S.A.

Lehninger, A. (1977). Bioquímica. 2da Edición. Ciudad de la Habana, Cuba. Editorial Pueblo y Educación.

Mathews, C. et all. (2005). Bioquímica. 3era Edición. Madrid, España. Pearson – Addison Wesley.

Ville, C. (1996). Biología. 8va Edición. México. McGraw-Hill.

 
 
 
 
Autor: Editorial.

Art. actualizado: Octubre 2022; sobre el original de octubre, 2013.
Datos para citar en modelo APA: Editorial (Octubre 2022). Importancia de la Respiración Celular. Significado.com. Desde https://significado.com/im-respiracion-celular/
 

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