Importancia del Estado de Ánimo

Serena Cuoghi
Título de Profesora de Biología

Los estados de ánimo poseen una mayor relevancia a la que habitualmente se le otorga, debido a ser la expresión física de una realidad neuroquímica que, en muchas ocasiones, puede estarnos advirtiéndonos de algo más contundente que una mera reacción común ante los hechos de la vida. Tomar en cuenta el comportamiento de nuestro ánimo de un modo consciente, nos puede permitir ciertas ventajas tales como: 1) desarrollo de la autoconciencia de nuestras reacciones, expresiones y actitudes; 2) oportunidad de incrementar y ejercer una mejor empatía; 3) observar el impacto que las situaciones y emociones tienen sobre nosotros, para un mejor desempeño personal; 4) percatarnos a tiempo de las afectaciones subyacentes de nuestra psique; 5) buscar la ayuda terapéutica profesional y el apoyo necesario ante las circunstancias que puedan estarnos afectando de manera negativa.

El propósito en la vida

estado-de-animoUno de los factores que inciden con mayor impacto en la actualidad sobre el estado anímico de las personas se fundamenta sobre las propias expectativas de vida y el desempeño hacia el logro de un propósito determinado, aunado a la presión del suponer que deberíamos tenerlo cada quién en claro. No obstante, la mayoría de las veces nos encontramos realizando actividades por el mero hecho de cumplir con las obligaciones impuestas desde las realidades externas, como por ejemplo los estudios académicos, las funciones laborales, e incluso, algunas exigencias de grupos sociales, situaciones que bien pueden terminar generando niveles elevados de frustración e insatisfacción, los más nutritivos alimentos del desánimo.

Lograr asumir estas cargas desde una perspectiva menos personal, asumiéndolas como simples partes de todo el resto del proceso de vida y haciéndonos capaces de tomar decisiones contundentes hacia el encaminarnos en vías y acciones más acordes a lo que realmente deseamos hacer, se convierte en un apalancamiento directo a la satisfacción, sensación que, por el contrario, estimula al desarrollo y mantenimiento de los estados de ánimo positivos, como la sensación de plenitud, el optimismo y la experimentación de amor y felicidad por nosotros mismos y lo que hacemos.

Cuando la motivación no lleva al éxito

Por otra parte, estados de ánimo como la irritabilidad y la depresión son señal inequívoca de que algo no anda bien, convirtiéndose en productos de un choque entre la expectativa de los resultados que esperamos obtener y la realidad adversa que se presenta. Y es que en estas, así como en todas las demás situaciones de la vida, el estado de ánimo sostiene un vínculo indivisible con nuestra actitud, viéndose modelado por la forma en la que asumimos los hechos, y a su vez, convirtiéndose en una fuente de alimentación directa de la actitud, de allí la trascendental importancia de ser observadores de los estados de ánimo que dirigen nuestros pensamientos y procederes.

Delegar la responsabilidad del estado anímico sobre los resultados que podamos obtener en las diversas actividades, se convierte en uno de los mayores errores que impiden a la mayoría de las personas el lograr disfrutar a plenitud de sus propias vidas, situación que puede desencadenar hasta una gran variedad de trastornos de la personalidad, que posteriormente ameriten de una intervención terapéutica profesional, por lo que establecer una adecuada intervención sobre los estados de ánimo que se nos instauren de manera muy prolongada, es una herramienta eficiente para mantener no solo una actitud positiva, sino también la salud mental.

En la alegría y la tristeza

Aprender a lidiar correctamente con las circunstancias, por medio de un saludable manejo de las emociones que nos evoquen, servirá para ayudarnos a mantener un estado de ánimo más equilibrado, el cual a su vez permitirá disfrutar de la alegría de vivir, pero sin que las fantasías e ilusiones nos arrastren hacia la toma de decisiones impulsivas por el ansia de experimentar nuevas vivencias, sin medir las posibles consecuencias, y también a sobrellevar los momentos de tristeza y dolor, como por ejemplo la pérdida de algún ser querido, evitando que se convierta en un cuadro de depresión que se apodere del control mental, con repercusiones negativas en todos los demás aspectos de la vida.

El estado de ánimo define el estado interior en el que se encuentra una persona desde el punto de vista emocional. Mientras que el sentimiento y la emoción son más cambiantes, más intensos y surgen en función del momento, por el contrario, el ánimo es menos intenso, más duradero y prolongado. El sentimiento o la emoción son la respuesta ante un estímulo, por el contrario, el estado de ánimo es el fondo de la persona, es menos específico, menos concreto y menos definido.

El estado de ánimo también puede ser cambiante, sin embargo, lo habitual es que cambia después de unas horas o incluso, después de varios días. La verdadera felicidad surge de haber alcanzado una estabilidad de ánimo, de lo contrario, en caso de vivir con cambios constantes de humor la persona sufre mucho por su inestabilidad.

El estado de ánimo puede ser agradable o desagradable. Una persona se siente bien cuando está contenta y satisfecha con su situación presente. En un momento así, todo fluye mejor. En cambio, cuando una persona está enfadada, triste o decaída, también observa la realidad desde un prisma más negativo. El estado de ánimo muestra actitudes permanentes en el tiempo que definen el modo de ser de la persona. Es decir, existen personas que tienden a ser más positivas y risueñas, mientras que otras de modo habitual tienden a ser más melancólicas.

Dentro de las posibilidades, y la capacidad, lo ideal es que tú decidas tu estado de ánimo, es decir, que decidas de una forma consciente cómo te quieres sentir. Para ello, tienes que poner el foco de atención en el pensamiento. Cuando tienes pensamientos positivos te sientes mejor porque el pensamiento influye en el sentimiento y éste, se refleja en la acción. Existen personas cuyo momento más difícil es la mañana, cuando necesitan su ritmo para adaptarse a la rutina del nuevo día.

Referencias

Greenberger, D., & Padesky, C. (1998). Control de tu Estado de Ánimo. Paidos Iberica, Ediciones S. A.

Hernáez, Á. M. (2006). La mercantilización de los estados de ánimo: el consumo de antidepresivos y las nuevas biopolíticas de las aflicciones. Pol. Soc, 4(3), 43-56.

Sanz Fernández, J. (2001). Un instrumento para evaluar la eficacia de los procedimientos de inducción de estado de ánimo: la» Escala de Valoración del Estado de Ánimo»(EVEA).

Vergara, R. G. (2006). Naturaleza del estado de ánimo. Revista chilena de Neuropsicología, 1(1), 29-40.

Zúñiga, A., Villegas, M., & Torres, C. (2005). Los trastornos del estado de ánimo. UNAM.

 
 
 
Por: Serena Cuoghi. Profesora de Biología egresada de la UPEL. Docente especialista en Dificultades de Aprendizaje. Experta en PNL y Superaprendizaje. Desempeño en Ciencias Biológicas, e investigadora en Biodescodificación.

Art. actualizado: Junio 2023; sobre el original de abril, 2014.
Datos para citar en modelo APA: Cuoghi, S. (Junio 2023). Importancia del Estado de Ánimo. Significado.com. Desde https://significado.com/im-estado-de-animo/
 

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